Body Shaming

15/06/2024

Por: Redacción.

Palabras clave: body shaming, críticas, opinión, autoestima, fenómeno, redes sociales, vergüenza, cuerpo, adolescentes.

Comentarios como “¡Te veo más gordita! O “¡Qué flaca estás!” se han vuelto una constante en los círculos sociales, laborales y familiares, pero es en redes sociales donde este fenómeno de hablar de forma negativa sobre el cuerpo de una persona se está normalizando y crea inseguridad o baja autoestima. Cuando se pública una foto las críticas son las primeras en aparecer, miles y miles de usuarias y usuarios han sido víctimas del body shaming, incluidas algunas celebridades del mundo del deporte y del espectáculo que visibilizan aún más esta problemática.

 

Body shaming

Para hablar sobre ella, Rafael Revueltas Mira, subcoordinador de la Línea de Atención Psicológica Universitaria nos explica con detalle los efectos a la salud mental, para comenzar define el término body shaming como un anglicismo que se traduce por “hacer sentir vergüenza del cuerpo” o “avergonzar el cuerpo”,  consiste en una violencia sistemática que puede considerarse dentro de la categoría de bulliyng; se trata de una serie de actos y discursos encaminados a criticar, denostar el aspecto físico y la imagen de determinado individuo.

 

También considera que esta situación no es reciente, “pues en realidad la violencia y agresividad son tan antiguas como el ser humano, pero el abordaje de estos fenómenos comprende el encuentro de diversas perspectivas, es decir, los conceptos se adecúan al contexto socio-histórico; no obstante, la primera vez que se empleó el término body shaming fue en 2003 en The American Public Healt Asociation, involucrando también los términos de estigmatización y auto concepto. Ocurre cosa similar cuando un término se vuelve público, incluso se puede tornar un problema hermenéutico, es decir, fallas en la interpretación del término en el campo colectivo”, afirmó Revueltas Mira.

 

Efectos en la salud mental

En este caso, como en otros, el uso de las redes sociales afecta la salud mental de los adolescentes y jóvenes, ya que este medio es usado como una constante búsqueda de validación y aprobación social, al respecto, Rafael Revueltas mencionó: “cabe recordar que hace apenas un par de décadas cuando los aparatos celulares se sofisticaron de manera exponencial no existía una interacción tan próxima. Los filósofos Andy Clark y David Chalmers, proponen la teoría ‘extended mind’ en la que sugieren que las herramientas y tecnología pueden ser vistas como extensiones de nuestra mente, si en esta extensión inconsciente existe una comparación que podría generar autoestima fluctuante, comparación social, ansiedad y estrés, esto provoca a su vez un impacto en la autoimagen, distorsión de la realidad, trastornos alimenticios y de la imagen corporal”.

 

Considera que criticar a una persona en función de su apariencia física no es sólo agresión, sino que se trata de una serie de acciones que denotan violencia, ya que causa daño emocional y mental, incluyendo crítica constante, desprecio, humillación, acoso e intimidación.

 

También que históricamente se ha impuesto desde la sociedad y diversas culturas una serie de “roles” supuestos asignados a la mujer, entre los que aparece una procuración por el valor estético de la imagen, parece un paradigma apegado a los usos de cada género en cada época, así como también se ha inculcado la idea de que los hombres no padecen tanto la crítica a la imagen, aunque hay que recalcar que se trata de acciones violentas que pueden sufrirse sin importar el sexo o género.

 

“Los efectos o consecuencias emocionales que pueden provocar en las víctimas de body shaming van a ser variadas según la persona que sea agredida, esto dependerá de las herramientas psicológicas con las que cuente en la realidad para tramitar la agresión, si un individuo cuenta con redes de apoyo emocional, como la familia o grupo de pares, probablemente se vea menos afectado por las críticas, en contraste, si el grupo familiar no apoya o, incluso, es parte de las críticas como se observa en muchos casos, o no hay amistades, puede tornar más compleja la resolución de tal evento.

 

Puede ocasionar sensación de inseguridad con la propia imagen que ya de suyo es complicado, la realidad es que no todos estamos siempre a gusto con el cuerpo; ello puede derivar en aislamiento social, en que la persona prefiere callarse para evitar burlas o comentarios que minimicen el sentimiento.

 

 

Así como también puede imbricarse como una complicación en caso de que la persona se encuentre atravesando por algún trastorno como la depresión, dismorfia corporal, trastornos alimenticios como la bulimia y la anorexia nerviosa, o también pudiera empujar a una persona con predisposición al trastorno a padecer del mismo”, afirmó Rafael Revueltas.

 

 

Línea de Atención Psicológica Universitaria

Rafael Revueltas mencionó que en la Línea de Atención Psicológica Universitaria se han detectado casos o reportes de este tipo, “en realidad es algo de lo que pocas personas hablan, pero que ocurre en la mayoría; esto porque el uso de aparatos electrónicos y de redes sociales está desmesurado.

 

Aparece como un problema colectivo, ya que se genera la idea de que ‘las redes sociales no deberían afectar el estado de ánimo por tratarse de un campo virtual’, más nos damos cuenta de que en ese campo virtual se despliega en gran medida la parte imaginaria y narcisista de cada individuo. El uso de redes puede vulnerar la privacidad e intimidad de cualquier persona, sólo hace falta que un agresor desee afectar, incluso sin ser consciente del riesgo que puede provocar con una simple crítica”.

 

Como profesional opina que para prevenir los efectos del body shaming en los adolescentes y jóvenes se debe: 

  • Favorecer la información respecto del uso de las redes sociales como medio de comunicación masiva, así como los riesgos cibernéticos que se corren, en los que las críticas serían la punta del iceberg.
  • Procurar como hemos señalado en otras ocasiones, que los padres mantengan comunicación asertiva (es decir, no se trata de imponer con regaños y castigos el “cómo deben ser las cosas o cómo debe comportarse el adolescente”), entendiendo que la adolescencia y la juventud componen uno de los periodos más críticos para la formación de la personalidad.
  • Estimular el acompañamiento, no sólo entre miembros de la familia, sino también con los grupos de pares en las escuelas; asimismo mayor difusión y foros que tomen el tema para discutirlo porque parece que ha pasado desapercibido en muchos espacios.
  • Tirar el todavía presente tabú de la salud mental, quiero decir, que los jóvenes tengan opciones de atención profesional y no se les impida, ya que es común que en algunas familias se sostenga la idea de que “la psicoterapia es sólo para personas muy graves”.

 

 

En caso de requerir ayuda psicológica, la Universidad ofrece varias alternativas de atención: en los espacios académicos y preparatorias han desplegado un programa de atención y orientación psicológica, ya no sólo contemplando la trayectoria académica o vocacional, sino también intervención clínica para los estudiantes.  Además en la Facultad de Ciencias de la Conducta está el Centro de Estudios Psicológicos Integrales (CESPI), que ofrece servicio de psicoterapia especializada a bajos costos, valoración psicométrica, estudios de electroencefalograma, entre otros y, por supuesto, como parte del mismo CESPI está la Línea de Atención Psicológica Universitaria, que se encarga de la atención a crisis y emergencias psicológicas vía telefónica y psicoterapia breve, en este caso sólo bastará con comunicarse al número 722 462 8287 y/o solicitar atención a través de la página de CESPI en la siguiente liga https://www.facico-uaemex.mx/cespi/solicitud.php.